POETA Y RECITADOR

En 1921 desarrolla su etapa como actor de teatro en la Compañía de Margarita Xirgu, actuando con ella, en España y en América.

Posteriormente en 1927, se integra como actor en las Compañías de Guillermo Roura, de Enrique Borrás, de Gómez Ferrer y con su propia Compañía

Después de su época de actor de teatro, decide dedicarse en pleno a la declamación de la poesía de los clásicos, especialmente de Antonio Machado, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Blas de Otero, Calderón, Shakespeare, Lope de Vega, Miguel Labordeta, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, y prácticamente todos los cásicos y las generaciones del 98 y 27.

Desarrolla una hiperactividad de recitales a lo largo de toda España, la cual no dejará, hasta el fin de sus días.

En su faceta de recitador ha sido reconocido por toda la intelectualidad de España como único y auténtico declamador de poesía. Los poetas del siglo XX le dedicaron poemas a su figura de recitador, entre ellos:

"Alfonso Gutiérrez Betancourt, Alfonso Ventura, Ángel Álvarez Pando, Ángel Crespo, Ángel Palacio. Ángel Villanueva, Antonio Buero Vallejo, Antonio Fernández Spencer, Antonio Fornes, Antonio Montesinos González, Aurelio Cuadrado, Bernardo Casanueva, Blas de Otero, Camilo José Cela, Carlos de la Rica, Carlos G. Echegaray, Carmen Conde, Celso Emilio Ferreiro, Cesáreo Rodriguez-Aguilera, Concha de Marco, Dámaso Alonso, E. Vélez Camarero, Edmundo Costillo Marín, Eduardo Cote Lamus, Emilio Miró, Federico García Lorca, Federico Muelas, Felipe Dosal, Fernando Ferrero, Francisco de Cossío, Francisco García Yoldi, Francisco Javier Martín Abril, Fray Amable Sánchez Torres, Gabino Alejandro Carriedo, Gabriel Celaya, Gerardo Diego, Gregorio Arteaga, Gregorio San Juan, Guillermo Gudel, Ildefonso Manuel Gil, Isaac Manuel Cuende, Iván de Tarfe, Jesús Cancio, Jesús Pindado, Jorge Guillén, José Antonio Labordeta, José Antonio Medrano, José Antonio Novais, José Barceló, José Camón Aznar, José del Rio Sainz " Pik", José Gerardo Manrique de Lara, José Ledesma Criado, José Luis Cano, José Luis Medina, José Mª Pemán, Juan Ruiz Peña, Julio Antonio Gómez, Julio F. de Maruri, Julio Sanz Sainz, Leopoldo de Luis, Lorenzo López Sancho, Luis Álvarez Piñer, Luis de Castresana, Luis Landínez, Luis Malo, Manuel Cuña Novas, Manuel Dicenta, Manuel Llano, ,Manuel María, Manuel Molina, Manuel Pereda de la Reguera, Manuel Pilares, Manuel Pinillos, Mario Ángel Marrodán, Matilde Camus, Miguel Labordeta, Miguel R. Seisdedos, Pascual Pla y Beltrán, Pedro Bargüeño, Pilar de Valderrama, Pura Vázquez, Rafael G. Colomer, Rafael Morales, Ramón de García Sol, Ramón Menéndez Pidal, Ramón Pareja, Ricardo Molina, Rodrigo Fonseca, Rogelio Buendia, Rosendo Tello, Salustiano Masó, Salvador de Madariaga, Valentín Graña Pérez, Veli Santos, Vicente Aleixandre, Vicente Carrasco , Vicente Ramos, Victoriano Cremer, Vidal de Nicolás"

Una selección de poemas:

A Pío Fernández Cueto

Una voz se escucha,
voz de voces vivas
sobre el haz de España.

Pío, no «felice»,
pisando la estepa
con desnuda planta,

ganando los montes,
dejando atrás puertos,
corriendo cañadas,

gris el pelo, enhiesto
su perfil maduro
de aquilina gárgola.

Oh, Pío Fernández,
Fernández rupestre
por las tierras áridas,

por las tierras duras,
por las tierras secas,
por las tierras bastas.

Oh, voz de las voces
sobre el haz de España.

Vicente Aleixandre (Premio Nobel, 1977 - 1898/1984)


A Pío Muriedas

Voz que canta,
cantará
En la vida
voz que va.
Voz que viene,
oh claridad.
Voz que calla:
sólo el mar.
Voz de fuego,
oh oscuridad.
Voz de nieve,
blanca ya.
Voz de pliumas,
pío, pa.
En los aires
vuelve y base,
y aquí está.

Vicente Aleixandre (Premio Nobel, 1977- 1898/1984)

Pregón

Que tu garganta, Fernández Cueto,
suprima el Atlántico
y por igual digas poetas de España
y poetas de América.
La lengua es la misma,
el verso es el mismo,
Fernández Cueto, suprime el Atlántico.

Miguel Ángel Asturias (Premio Nobel, 1967 - 1899/1974)

Ahí va eso....

Por los pueblos y villas
de Aragón y de Castilla,
desnudo Fernández Cueto
-el corazón en secreto-
va cantando su canción.
el grillo y el ruiseñor,
Fernández Cueto, en tu voz
pregonan la mercancía
de la última poesía:
la que conocéis tú y Dios.

Camilo José Cela (Premio Nobel, 1989 - 1916/2002)

La zurra

La zurra pasó y el Pío
Fernández Cueto volvió
a ser Pío Muriedas
sufridor, cantor, pintor.

Camilo José Cela (Premio Nobel, 1989- 1916/2002)

A Pío Muriedas

Rubio Arlequín de los caminos
con la mirada de agua gris.
Tus nervios son espiras de oro...
¡Abre la gracia del decir!
sin importarte el blando elogio....
-La gloria es toda de aserrín-
Tú bien lo sabes y te ries.
vuelto de espaldas Arlequín.

Federico García Lorca (1898/1936)


Ovillejo del sembrador

Va por vergel, por baldío,
va Pío,
por Pirineos, por Andes,
va Fernández,
por abismo o vericueto,
va Cueto,
va sembrando, va repleto
de libre y fértil semilla,
voz y sentir de Castilla,
va Pío Fernández Cueto.

Dámaso Alonso (Premio Cervantes 1978 y Nacional de Literatura en 1927 - 1898/1990)

A Pío Fernández Cueto, vagabundo celeste

Pío Fernández Cueto,
El del claro cantar,
te oigo arrancar palabras
a la eternidad.
Dinos tú, vagabundo,
nómada de la paz,
todo el dolor del mundo,
toda su claridad.

Rafael Morales (Premio Nacional de Literatura 1954 - 1919/2005)

Fernández Cueto viene cantando

Mientras sangra
por los puentes de la niebla
tu espada de funámbulo,
tú,
Fernández Cueto,
vienes cantando.

Mientras se corrompen las rosas
y la parturienta de los lívidos ojos
grita en el amanecer
con el pasmo de los enamorados,
tú,
Fernández Cueto,
vienes cantando.

Mientras el mundo
es presa de asesinos
y el agua de los sueños
alimenta el furor de los pájaros
cerniendo las catástrofes,
tú,
Fernández Cueto,
vienes cantando.

Mientras se anuncia
la nada de los hombres
y el despecho de los ríos
que inundan
los cementerios de los soldados,
tú,
Fernández Cueto,
vienes cantando.

Mientras yo,
humilde corneta de la muerte
me abandono en éxtasis perdidos;
tú cantas. Tú vienes cantando.

Tú,
Fernández Cueto,
que conoces
el esqueleto que surge de los besos;
tú,
que sabes
de la llama invisible
que alimenta, termina y propaga
las dulces tempestades del hijo
implacable, vienes cantando.

Tú,
Fernández Cueto,
cantas, cantas, cantas,
sigues la antigüedad del sol.
Insobornable...
vienes cantando
cruelmente.

Miguel Labordeta (1921/1969)

Ante un retrato de Pío Fernández Cueto que pintó Agustín Ibarrola

Láminas de labios, álveos vivos
y silenciosos óleos del beso,
oscuro sitio de la sed, cosidos
a la palabra "sombra" y al silencio.

Lengua de agua en cauce ciego, frio
cielo del paladar, y ceniciento
tono de voz; garganta hacia el abismo
del corazón o gárgola en el viento.

Tierra del hombre. Bravo y solo sitio
de un dios descamisadamente ibérico.
Aquí la tierra arrastra broncos ríos
oscuramente verdes, casi negros.

Gota de sangre. Gran clamor de líquidos,
kilómetros de hombre por el suelo.
¡Salud a los difuntos imprevistos!
'Honor a los retratos de los muertos!

Blas de Otero (1916/1979) 

Décima sola

Con una décima sobra
para definirte, Pío.
Si es singular tu albedrío
rebelde y mano de obra,
y tu triunfo y tu zozobra,
y singular, no plural,
tu pergeño sin igual,
en una décima exenta
-cuenta: 10*8, 80-
ya estás entero y cabal.

Gerardo Diego (Premio Cervantes, 1979 - 1896/1987)

Alelluia

Pío
(el pájaro está herido)
Fernández
(el pájaro echa sangre)
Cueto
(el pájaro se ha muerto)
Pío
Fernández
Cueto
¡oh, pájaro resurrecto!

Blas de Otero (1916/1979)

A Pío

Mar de Dios, todo armonía,
mar inmenso, padre mar;
deja por la poesía
de gemir y de rodar
y escucha callado y quieto
que pasa Fernández Cueto,
esa humana caracola
con voz de viento y de ola,
ese juglar de sal y brea
de la más alta marea
de la lírica española.

Jesús Cancio (1885/1961)

A Fernández Cueto (cantor errante)

¡Ya te marchaste, amigo!
Te vas por los caminos,
te vas con tus secretos;
pero yo te olvido.

¡Te han llevado las locas
voces del delirio,
y en ti viven -alzados-
mis poetas amigos!

¡Cómo canta, si tiemblas,
la voz de Federico!
¡Cómo canta la tierra!
¡Cómo canta tu sino!

Uno muere por nada.
(La belleza es testigo)
¡Sólo una cosa paga:
el ser uno si mismo!

Y Cantando, y cantando
vas por los caminos.
La poesía -ciego-
es tu lazarillo.

Gabriel Celaya (Premio Nacional de Literatura, 1986 - 1911/1991)

A Pío Fernández Cueto

Fernández Cueto, juglar
de nuevo arte y nuevas mañas,
aquestas viejas fazañas
hagan que tu buen cartar
cale en todas las Españas.

Ramón Menéndez Pidal (1869/1968)

Es tu voz: Pío Fernández Cueto

Es tu voz Pío Cueto, tu palabra sonora
la que miro ascender como un río creciente
desde el mar del ocaso hasta el mar de la aurora;
es tu voz como un árbol de copa transparente.

¡En ti vive la sangre del poeta, su aliento,
Su clamorosa estirpe, su angustia encadenada
al misterio del hombre y a su ciego elemento!
¡Tú le das voz al caos y substancia a la nada!

Pío Cueto: rapsoda, metal, cereal, espiga,
mecha, llama, luz pura, fuego precipitado...
Desde el silencio vengo, busco tu voz amiga:
¡dale luz a mi verso tanto tiempo enterrado!

Pascual Pla y Bletrán (1908/1961)

A Pío, mitología humana viviente

Pío, Pío...
¡Eres claro como un río!
Tu lengua no será muda
mientras haya un desvarío
que denunciar a la gente.
Pío, Pío
ni disimula ni miente.
Mientras reina tanto mal,
sin razón
y desvarío;
sonará tu corazón
como un inmenso corral
Pío, Pío

José Mª Pemán (1897/1981)

Pío Fernández Cueto

No hay cantar a la luna
si no cantar a las gentes.
Canciones de tierra y mar,
canciones tristes y alegres
que se nos quedan prendidas
como una estrella en la frente,
después en el corazón,
que es el mejor que comprende.
¿No es verdad, amigo Pío?
Usted lo sabe y lo entiende.
Por eso vive en el mundo
como el árbol, que florece
y derrama florecillas
para que el viento las lleve
a lugares apartados
donde su semilla prende.
Vienen luego malos días
en que la voz enmudece
porque el pájaro enfermó
y cuerpo y alma le duelen...
Pero algo está por encima
del dolor y de la muerte
si en el pensamiento alumbra
¡y hay sembrador que siembre!

Pilar de Valderrama ("Guiomar", musa de Antonio Machado - 1889/1979)

Yo veo colores en la tu voz... colores de tierra de poeta de ahora, de juglar de antes... Rojo, azul, amarillo, ceniciento de imagen, de pensamiento, de rebeldía, de paz, de amor que llora, de amor que canta, de amor que medita sonriente, mirando estrellas, lagos, campos... y brumas de mar, brincos dramáticos de galerna, manchones y ringleras de bancal lleno de sol, cierzos de cumbre, tinieblas relámpagos... Tu voz, tu voz, Pío Muriedas, que dice cosas que suenan como salterios, a veces como rabeles, a veces como órganos cantando esponsales, recuerdos de muerte, comuniones de niños... Tu voz, y tu voz que trae purificación de verso, purificación de sangre espiritual, de alma en la arteria del arte... más colores, más colores de tu voz, colores de pesares, de esperanzas, de orgullos, de humildades, de lo que es vida de otras vidas limpias, turbadas, malas dóciles... El alma de la tierra verde, de la tierra bermeja, de la pobre tierra de estepa... alma de praderas, de majadas, de dársenas, de presidios, de pórticos de colegio... Y después tu rostro, tu rostro que sabe ser pastor, místico, rey, niño... Que sabe crear en uno delicia, coraje, paz oración, blasfemia... ¡Ay, quién fuera poeta, para que tú, Pío Muriedas, vagabundo sin olvido de lo que dejas atrás, con trazas de Cristo rubio, cantaras en tu rabel, en tu órgano, en tu salterio, mis pensamientos! ¿Qué más gozo para el alma de un poeta que es escuchar sus ritmos en la voz de otro poeta?

Manuel Llano (1898/1938)

Escrito después de escuchar un recital poético de Pío Muriedas en 1933


CREACIÓN POÉTICA DE PÍO

También dedica tiempo en su polifacética labor intelectual a la creación poética, denunciando todo aquello que ve injusto y absurdo. Su actividad creativa se impulsará, especialmente después de la muerte de su amor, Mª Luisa Gochi.

En la muerte de Mª Luisa Gochi

El día cinco, veinticinco, a las cinco de la tarde
te me fuiste, vida mía, hacia un puerto sin control.
veinticinco primaveras de amarte y soñarte,
sin el cinco fatalista que a los dos nos separó.

¿Qué hizo el trueno y la lluvia cuando apenas te marchaste?
toda tu luz a la mía dulcemente se fundió
en la duda de una dulce, tierna, cuita interrogante
de encontrarte nuevamente en el aire que se formó.

En la trama de este drama con que juntos nos amamos
por aldeas hambreando nuestro amor con ilusión,
fuimos héroes, entre tantos amorales que cruzamos
con sus críticas cobardes de envidiar nuestra pasión.

Nuestro amor fue generoso, sin las trabas del teatro
de ajustarse al engolado incivil apuntador.
Nuestro amor no tuvo rejas, apresadas en el trato,
"tanto vales, tanto tienes", con que dicta el comprador.

Nuestro amor, amada mía, es halado y vive siempre,
porque siempre te he sentido a pesar de estar tan lejos...
y tan cerca de mí mismo, que en mi mismo te reviertes
con tu sombra permanente que mantengo en mis reflejos.

Vivirás, amada mía, mientras yo pueda pensarte
y en mi soledad tremenda yo te siento acompañarme.

Bendigo a Dios

Si es Dios el que mueve las cosas
y a mi María Luisa mató
¡No siento a Dios!

Si es Dios el que dicta las muertes
y mi amor más hermoso llevó
¡Dudo de Dios!

Si es Dios el me dejó solo
rompiendo esta unión de los dos
¡No veo a Dios!

Si Por Dios yo puedo encontrarla
devolviendo a mi alma su amor
¡Si creo en Dios!

Si Dios puede devolver a mi muerte
a María Luisa, borrando el dolor
¡Si creo en Dios!

Si no es así y Dios ignora
que hizo este mundo de horror
¡Bendigo a Dios!

A María Luisa por Ciriego

Una vez muerta mi María Luisa
Derio que me entierren no me importa nada.
A Ciriego apunta mi muerte con prisa
en el que confunda mi amor con mi amada.

Ya todo Vizcaya se llegó a Ciriego
Yy con María Luisa se diluyó en él
por la tejedura de sus muertos sueños
que reposan dulces en la paz y amén.

Que reposan tristes con sus humildades
entre los despojos de unos desposados
que cayeron rotos por los ideales
de cruenta historia jugada a los dados.

Espérame, presta mi María Luisa
llegaré gozoso de estar a tu lado.
De tus pobres restos nacerá la risa
por la que no vivo y tanto he llorado.  

Nueve meses

Nueve meses que has nacido a la vida de la muerte.
Nueve meses que has dejado mi vida en soledad.
Nueve meses que he llorado el drama de perderte.
Nueve meses, nueve meses de un vacío de verdad.

Nueve meses de soñarte en la tumba que me espera;
día a día, nueve meses he llegado donde estás.
bajo tierra rodeada de tus flores que cuidaste
cuando viva, contagiabas optimismo a los demás.

Nueve meses sin presencia de tu cuerpo en los paseos.
Nueve meses dedicado mi cariño a derramar
en tu cuerpo inexistente pero ardiente en mis deseos
de soñarte, recordarte y besarte sin cesar.

Nueve meses que te has ido, donde jamás se vuelve.
¿Cuántos meses tristes nueve, a mi cuerpo quedará?
la materia en la materia a si misma se revierte
y de nuevo mi materia en la tuya encontrarás.

Nueve meses que tu Pío ya no vive y se desvive.
Nueve meses, nueve meses que jamás retornarán,
porque AMOR como el tuyo, nunca vuelve y se repite
como olas que se estrellan en las rocas del buen mar.

A los seis años de la ausencia de María Luisa Gochi

Desde el pozo negro del tiempo
te traigo a mí ¡vida mía!,
vida que se fue contigo
hacia esa selva escondida.

Con seis años que fuiste al lugar
donde la televisión no existe,
ni el carnet de identidad,
ni el peso del kilogramo,
ni el saludo militar.

Donde no existe "excelencia"
ni su majestad realo...
donde el tú y el yo
y el éste y el usted,
es todo igual.

Yo confieso (A todos los exiliados bajo tierra)

De la tragedia de España,
vale la pena no hablar.
¿Qué hablen solo los muertos;
los vivos sólo a callar!

Los muertos, solo los muertos
saben lo que es libertad,
los vivos fuimos muy "vivos"
los de acá y los de allá.

En esta guerra de España
se quemó todo el carbón;
tan solo la escoria
de una asesina ambición.

Qué brutos fueron y fuimos
en pos de una hispanidad,
asesinando y matando
a sangre y fuego cabal.

Que nadie tire la piedra
diciendo que libre está
de culpa y desaguisado
en esta monstruosidad.

Unos y otros se mataron
buscando una salvación...
de unos puestos que soñaron
en la vil "gobernación".

Que nadie intente salvarme
de este naufragio social,
pues que solo harán matarme
con su bondad "liberal".

El hombre es lobo del hombre,
es el lobo y algo más.
el hombre es el peor bicho
del concierto universal.

Toman a Dios por testigo
si el cañón hacen bramar,
y le bendice un sacrílego
a la hora de matar.

¡Pobre Dios!, buena la has hecho
cuando te de por juzgar
a tanto cristiano impío
nimbados de falsedad.

No hay nadie que crea en ti;
ni nadie que crea más
que su amor propio y su vida
en su gozo y "libertad".

Fray Luis de León quisiera
ser, en esta ocasión,
para denunciar en letras
con sangre esta emoción.

¡Pobre España! ¿a dónde fuimos?
¡Pobre mundo! ¿A dónde vas?
¡Vietnam!, ¡Nigeria!... los idos....
jamás volverán.... ¡jamás!

¡Que hablen solo los muertos,
los vivos a callar.....!

Llega una edad...

Llega una edad en que todo es oscuro,
el día, la noche, el placer y la lagrima.
Todo es igual, lo puro, lo impuro....
el amor, el paisaje, la palabra y el alma.

Llega una edad en que todo se ve
al desnudo total, sin medida ni tiempo.
Lo viviente va en cueros, esté donde esté
ya sea mendigo, rey o jumento.

La llamada a lo vivo es pura ilusión
que poetas crearon para si resistirse.
¡Cuánta trola, bellísima, cuánta trola Señor!
ayudando a la vida con engaño a vestirse.

Aquel besa la mano de una dama galante
que la noche la tuvo calentando en el culo,
y al oído le dice: "tu amor es sedante
a mi alma llorosa en cruel disimulo".

"Por los cielos y tierras te seguiré triunfante,
si se llega tu amor a beber a mi fuente.
Por la senda, en rodillas, cruzaré burlante
si con babas y besos, me regalas la muerte.

Así llega la muerte, y se fuga la vida.
Así el hombre se engaña y se cree importante.
Todo es pura caca, que se come y se deja,
y se vive a sabiendas.... y se sigue adelante.

BIBLIOGRAFÍA

  • Actores, directores y público de teatro. (Pío Fernández Cueto)
  • Poemas y versos a María Luisa Gochi. (Pío Muriedas)
  • Aquí queda esto. (Pío Muriedas)
  • Poemas a María Luisa Gochi. (Pío Muriedas)
  • Los poetas cantan a Pío Fernández Cueto. (Grupo Más)
  • Pío Pueblo y Poema. (Jesús Pindado)
  • Aventuras y desventuras de un trotamundos de la poesía. (Benito Madariaga)